Velitas de Esperanza
Cada uno de los más de 4 millones de colombianos que se encuentran fuera del país, ven pasar el tiempo de forma diferente. Horas se convierten en días, semanas en meses y meses en años. La relatividad se aplica también para la memoria, tanto la psicológica como la cultural.
A veces es difícil recobrar el tiempo perdido, pero las enseñanzas y el patrimonio cultural, aún podemos recobrarlos para resguardarlos como nuestros tesoros. Mejor aún si los compartirlos con las generaciones que están empezando su propio camino.
Nuestras velitas se han convertido en una señal de esperanza, una forma de expresión y un motivo de júbilo que nos lleva a nuestra niñez. Donde paseábamos con los abuelos cogidos de la mano, jugábamos golosa en la mitad de la calle, dejábamos la puerta abierta, para que los vecinos entraran a hacer la visita sentados en butacas en la cocina o en la sala con la mejor vajilla heredada de la abuela.
No se servía un plato mojado o una cuchara sucia junto al café. Nunca pero nunca se les alzaba la voz a los mayores y mucho menos se les dejaba la comida servida.
Para mi abuelita paterna, el mejor orgullo era que la esperaran hasta que hiciera las arepitas de maíz peto, se sentaran en la cocina a hacerle la charla y antes de despedirnos, con sigilo nos empacaba a los más pequeños una moneda en el bolsillo para los dulces de la semana. Siempre con una sonrisa y una bendición en sus labios nos íbamos llenitos y contentos para la casa.
Mis velitas de este año son dedicadas a todos los miembros de esta comunidad de My Colombian Cocina, mis familiares y a los amigos que gracias a la vida se han presentado en mi camino y hacen que cada día valga la pena.
Mil abrazos y festejemos como una familia esta navidad.
Escrito por: Nohora Smith