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Mi Nueva Cocina Colombiana

Nací en los años 70s donde muchos cambios que ocurrieron en esta época marcaron profundamente la cultura no solo de Colombia sino en toda Latinoamérica.
La aparición en mi casa, de esa caja mágica como muchos la llamaron en su entonces, que hoy en día es TV o televisión, transformó la forma como nos comportamos, vivimos y hasta como comemos.

Nuevos programas extranjeros, mostrándonos cómo se vive al otro lado del planeta, influenciaron las nuevas tendencias culinarias y preferencias gastronómicas.
Soñábamos con paseos en cruceros del amor, viajes al espacio, al centro de la tierra y hasta debajo del agua. Otras veces soñamos con estar sentados en cafés parisinos o comiendo pasta en Roma, o tomando el sol mientras nos preparaban un coctél en las playas de Hawái.

Nos olvidamos de la tienda de la esquina que ofrecía el mejor salchichón con pan, las melcochas de doña Rosita y los envueltos y tamales domingueros de doña María.

Comer fritanga en Monserrate se volvió de baja clase y daba “oso” (pena) decirles a los amigos del colegio que nos gustaba. Nos cambiamos a las hamburguesas y perros calientes, cuando la arepita con queso hecha por mamá nos esperaba en la mesa.

No me da pena decir que cuando era pequeña, mis papas me sentaban encima de un bulto de papa en la tienda de la esquina, mientras ellos terminaban las compras. Pero si me ofendía que no se me dieran un bocadillo veleño para aguantar el tedio.

También recuerdo que una vez que fui a visitar a mi abuela en Boyacá, ella me montó en el burro del vecino para ir al mercado y aunque solo tenía 4 años, fue una de las experiencias más bonitas que recuerdo. Además recuerdo cuando mi abuelo me grito por primera y única vez, al no sujetar adecuadamente las patas de la gallina que estábamos desplumando para el sancocho de semana santa. Y creo que muchos de ustedes tendrán una historia parecida o mucho más excitante que las mías.

La única verdad es que la vida cambia y evoluciona al igual que lo hace la cocina. Lo importante es encontrar el equilibrio para aprovechar lo mejor de cada cosa. Fusiones y técnicas ayudan a mejorar nuestro conocimiento culinario y además nos da la oportunidad de crear una nueva historia, nuestra historia.

Escrito por:

Nohora Smith

(foto de izquierda a derecha mi hermana y yo en un restaurante tipico en Colombia)